Si hay algo en lo que coinciden todos los cronistas a la hora de describir el calzado de los almogávares es en las abarcas.
Un calzado pobre, rudo y duradero que les permitía un amplio movimiento y una total agilidad.
Las abarcas ya las empleaban con anterioridad los celtas, iberos, e incluso los legionarios romanos.
Una abarca no es más que un trozo de cuero grueso que se sujeta al pie desde su planta con cuerdas o tiras al tobillo. Esta es su característica principal, y cualquier otro tipo de calzado en que a la suela se le agreguen cuero u otro material, deja de ser abarca para convertirse en un zapato o una sandalia. Es decir, la abarca es una sólo pieza que sirve de suela y cubierta a la vez.
Pueden existir muchas posibilidades y formas, pero principalmente a las abarcas las dividiremos en dos familias:
Las abiertas.
Las cerradas
Hoy en dia vivimos en el siglo XXI, indepedientemente de que tratemos de evocar tiempos pasados. Por ello a la hora de calzarnos unas abarcas notamos enseguida la diferecia con nuestro calzado actual, el motivo es que ya no tenemos acostumbrados nuestros pies a lo que era el medio por donde se movían quienes las usaban en el medievo.
Suelen ser muy cómodas, pero cualquier piedrecica que se pise se nota, como se llega incluso a notar el calor del aquitrán.
Para ello, y aunque signifique una licencia (o una evolución) lo que algunos hacen es colocarles una plantilla o suela, incluso con algo de tacón como el de esta chica, para andar con mayor comodidad, y evitar resbalones de suelos lisos.
Pues aquí tienes unas plantillas para que las copies, agrandes e imprimas con el scaner.
3 comentarios:
Muy buen articulo, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)
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Hola, muy interesante el articulo, saludos desde Chile!
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Saludos, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!
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