2021-05-14

La historia de Aragón tiene, sin duda, una deuda pendiente con ellos desde hace siglos

Entrevista Chusé Bolea en HERALDO DE ARAGÓN. Por Antón Castro. Lo cierto es que siempre me ha llamado la atención la leyenda de estos personajes, pero no tanto su parte militar, sino todo el misterio que rodeaba a este pueblo nómada de desarrapados que, sin apenas recursos bélicos ni de otro tipo, lograron derrotar a cuantos ejércitos se pusieron frente a ellos, ya fuesen árabes, castellanos, franceses, turcos o bizantinos. Bajo mi punto de vista, no fue solo su habilidad en la lucha lo que les proporcionó numerosas victorias. En realidad, su principal arma fue su conciencia colectiva como pueblo diferenciado y unido en busca de un medio para subsistir, en este caso la guerra, lo que los hizo invencibles.
¿Vio en ellos, quizá, los primeros héroes o luchadores por Aragón? Desde luego, su propia historia es un argumento muy poderoso para identificarlos con reivindicaciones territoriales, de hecho, es bien conocido como han sido utilizados tanto desde la historiografía catalana como española. Como aragonés, me parece increíble que no aparezcan apenas en nuestros libros de texto. ¿Quiere decir algo? La historia de Aragón tiene, sin duda, una deuda pendiente con ellos desde hace siglos. Con todos sus defectos, que son muchos e injustificables desde la perspectiva del siglo XXI, se debería conocer, y reconocer, que no fueron reyes o condes los que extendieron las fronteras y el nombre de Aragón por el Mediterráneo, sino miles de mercenarios y sus familias procedentes de las capas más humildes de la sociedad medieval aragonesa. Aparecen en el siglo IX, ¿qué les diferencia, en qué son peculiares? Tuvieron muchas características que les diferenciaron de otros grupos de mercenarios de la época, pero entre todas ellas yo destacaría su espíritu de independencia. Ni siquiera el compromiso adquirido con diferentes reyes y señores para luchar por ellos supuso nunca que renunciasen a sus propias decisiones, aunque estas fuesen en contra de esos mismos señores. Además, su conciencia de grupo les hizo organizarse no de un modo piramidal, como era lo normal, sino que las decisiones realmente importantes se tomaban de manera asamblearia y todos los almugávares tenían la oportunidad de opinar y votar en esas asambleas. Habla de que son errantes y multiculturales. Por otra parte, efectivamente, nunca tuvieron un lugar al que regresar. Su hogar siempre estuvo allí donde estaba la guerra. Respecto a su composición étnica, esta era muy peculiar. Aunque el grueso de los almugávares fueron aragoneses y catalanes, como así lo atestiguan las crónicas, sabemos que, dependiendo del periodo histórico, se les unieron árabes, castellanos, portugueses, turcos, griegos, alanos...
¿Cómo se mezclan y se unen? Una de sus particularidades fue que no eran parte de un reino determinado luchando por él. Fueron un colectivo humano unido por la necesidad y por el hambre. Es verdad que siempre defendieron su pertenencia a la Corona de Aragón, aunque sus intereses comunes como colectivo estuvieron por encima del resto de factores externos. Ni la religión, ni la lengua eran una barrera entre ellos. ¿Por qué atrajeron tanto a los cronistas, que siempre fueron dando cuenta de su aventura? En el caso de Ramón Muntaner, tenemos la gran suerte de que él mismo se unió a los almugávares como tesorero y con otras funciones, lo que hizo que la crónica que escribió años después en su retiro en Valencia fuese un relato en primera persona de lo sucedido en Grecia. En el lado opuesto, los cronistas griegos hablaron de los almugávares en sus escritos no para alabar sus victorias, sino para denunciar sus crímenes y desmanes. ¿Cuál es su vínculo con la Corona de Aragón? Parece que crecieron casi a la par... Estoy convencido de que el devenir de la Corona aragonesa hubiese sido muy distinto sin la existencia de estos mercenarios como fuerzas de choque. Fueron la oportunidad perfecta para un incipiente y pobre ejército como el de Aragón para convertirse en una poderosa máquina de guerra. El rey no les tenía que pagar, luchaban por el derecho a quedarse con el botín que conseguían. Con el paso de los siglos llegaron a poner en manos del rey de Aragón los ducados de Atenas y Neopatria. ¿Cuáles serían sus grandes expediciones? Llegaron a Italia, a Constantinopla y Grecia. Es apasionante comprobar como, desde los valles del Pirineo, primero conquistaron el noreste y el levante peninsular; saquearon el norte de África; liberaron a los sicilianos de los franceses tras las Vísperas sicilianas; llegaron a amenazar los alrededores de Roma; atravesaron el Mediterráneo para luchar en Bizancio, desde Albania hasta la actual Siria; y, por último, cruzaron, de norte a sur, desde los Balcanes hasta el sur de Grecia. Con todo y con eso, no escucharemos una sola referencia a sus expediciones en colegios ni institutos aragoneses. Realmente incomprensible. ¿Por qué fue tan importante, y objeto de materia literaria, Roger de Flor? Porque su vida fue digna de ser el argumento de novelas y películas. Fue un corsario a las órdenes del Temple hasta que cayó en desgracia por robar a los cristianos tras la caída de San Juan de Acre en Tierra Santa. De allí entró a servir —y robar también— a la Corona aragonesa. Pronto vio que los almugávares eran las gentes que necesitaba para crear una invencible flota pirata en el Mediterráneo y con ellos vivió la aventura en Oriente. Su arrogancia era tal que obligó al emperador bizantino a nombrarle césar de Bizancio. ¿Cómo estos apátridas, por decirlo así, conquistaron Grecia? Puede que esa fuese una de las mayores carambolas históricas. Cuando se encontraban en su peor momento desde su llegada a Bizancio, huyendo hacia el sur de Grecia de la presión de los ejércitos bizantinos, se vieron forzados a plantar batalla al que era el ejército occidental más poderoso del Mediterráneo en ese momento, el de los señores francos y venecianos unidos. Lo que ese día, antes de la batalla en la planicie de Halmyros, parecía que sería una inevitable derrota, se convirtió en una victoria de los almugávares que acabaron con aquel increíble ejército franco y mataron a la mayor parte de sus señores. A partir de ahí encontraron abiertas las puertas de Tebas, Atenas y del resto de poblaciones griegas. ¿Cómo se planteó los dibujos y las ilustraciones? ¿’Almugávares’ es un cómic, un libro ilustrado, un libro para todos los públicos? En realidad, el formato de este libro era el que yo llevaba en mente cuando allá por 2002 comencé a investigar a los almugávares. La gran cantidad de documentación medieval que encontré entonces hizo que en 2010 acabase publicando ‘Almugávares, ¡vía sus!’, un extenso estudio sobre los mercenarios. Ahora he querido retomar la idea inicial de elaborar un trabajo muy visual y didáctico que acercase la historia a cualquier lector. Me gusta considerar esta publicación como un libro divulgativo ilustrado. Las ilustraciones son una invitación al lector para adentrarse en los breves textos, en las referencias históricas resaltadas o en las notas de curiosidades de cada capítulo.
¿’Almugávares’ es un cómic, un libro ilustrado, un libro para todos los públicos? Es cierto que quizás este no es un libro específico para niños o niñas, al menos no sin que un adulto les acompañe en su lectura. Es un relato cruel. Con referencias desnudas a los crímenes que los cronistas griegos cuentan que cometieron. Pero creo que cualquier realidad, por cruda que sea, puede, y debe, ser explicada didácticamente.

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